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dissabte, 16 de febrer del 2019

Armagedoncillo | Ramon Cotarelo

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España es un país de risa. Lo ha sido siempre, a pesar de sus gestos y torvas miradas y a excepción de largos periodos gobernada por asesinos como Franco. De risa es que, cuando Catalunya sea independiente, habrá de erigir sendas estatuas a M. Rajoy (a) Sobresueldos y Soraya Sáenz de Santamaría (a) Ratita hacendosa por haber hecho más que nadie por romper el país.

Precisamente los dos herederos ideológicos de Franco son quienes han propiciado la independencia de Catalunya y la ruptura de España gracias a su infinita estulticia, su autoritarismo y su corrupción. Pocas palabras bastan. Santamaría presumía de que Rajoy y ella habían "descabezado" el independentismo. Los únicos descabezados han sido ellos.

El post se titula Armagedoncillo para subrayar la miseria y el desastre del Estado español. Esta copiado del nombre que un implicado dio a una de las habituales charranadas del PP, un partido de gobierno en España compuesto básicamennte por malhechores a las órdenes de un corrupto, Rajoy,  la gestapillo por la cual estos sinvergüenzas de la derecha se espiaban unos otros. Gracias a todos ellos, hoy España está ya a escasa distancia del sumidero de la historia.

La sala del Supremo, presidida por un magistrado bajo sospecha de nepotismo y compuesta de franquistas sociológicos, o sea, jueces de pacotilla, ha hecho lo que ha podido para conseguir que el juicio fuera secreto: un lugar reducido para que solo quepa la claque vociferante de los fascistas españoles; negativa a autorizar observadores extranjeros; retrasmisión por TV o forma de censura; prohibición de que retrasmitan otras que no estén autorizadas por la española, o sea, el gobierno. Pero no lo han conseguido y hoy el proceso-farsa, es má visible internacionalmente que nunca.

Han puesto al ministro de Asuntos Catalanes, el catalanófobo Borrell, a propagandear por el mundo en defensa de los métodos tiránicos de España, la iniquidad y el abuso de los derechos fundamentales, cosa que hace encantado porque es un ejemplar acabado de socialfascista. Pero no es eficaz, como cabía suponer. Así que ha contratado a una ayudante (por supuesto, con una paga estratosférica) para que lo ayude en hacer propaganda contra Cantalunya, Irene Lozano, que manda en el proyecto "España global", con el que se da seguimiento al desastre de inutilidad, corrupción y despilfarro que fue la "Marca España". Una antigua militante de UPyD, para quien el referéndum del 1-O equivale a una violación por haberse hecho sin permiso de la autoridad (in)competente.

Los socialistas son tan autoritarios, catalanófobos e ineptos como los del PP. Tratando de salvar este castillo en la arena de la corrupción, Pablo Iglesias, indigno alcahuete, presionó hasta el último momento a Puigdemont para aprobar los PGE que estos demagogos vendían como los más sociales. El MHP dijo que no, como era lógico, y Podemos todavía ha de explicar al personal en qué se diferencia del PSOE, aliado perpetuo de la derecha, y al que quería sustituir. Un PSOE que, horas después, unía sus votos a los del PP y C's para tratar de impedir que Puigdemont hablara en el Parlamento europeo. Y eso mientras le pedía el voto favorable a los PGE.

En este proceso no se juzgan hechos, delitos; se juzgan ideas e ideologías y se comete una gran injusticia con los acusados. Es una farsa indigna de la Europa del siglo XXI, un atropello cometido por gentes sin autoridad moral ni competencia técnica para hacer lo que hacen. En definitiva, no se juzga a los presuntos rebeldes, sino al Estado español a través de su "justicia". Esta ha quedado retratada en su siniestra autoridad gracias a las dos declaraciones de los acusados hechas hasta el momento, la de Junqueras y la de Forn, ejemplos de coherencia, altura, compromiso y autenticidad, cosas ellas que los burócratas juzgadores ni huelen. 

Escúchense asimismo las intervenciones de las defensas y las de las acusaciones. La diferencia de nivel es abismal. Las defensas realizaron exposiciones de rigor jurídico, claridad política, altura ética. En algunos casos, verdaderas piezas de oratoria forense, esa capacidad que Cicerón valoraba por encima de todas las cosas. Frente a ellas, los oscuros e incompetentes funcionarios públicos, los dos fiscales y la abogada del Estado con unos alegatos que oscilaban entre la agresividad inquisitorial y la pura ignorancia con facetas de franco ridículo. Moverían a risa de no tener en sus inmorales manos los destinos de personas inocentes y mucho mejores y más inteligente que ellos. Que estos individuos vivan de los impuestos que pagan los contribuyentes es una prueba del grado de degeneración a que ha llegado España.  

De la basura de Vox haremos como el propio presidente del Tribunal: callar y hacer callar.

Publicado por Ramón Cotarelo


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