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Esta vinculación puede suponer una falta de imparcialidad no sólo de Marchena sino de toda la Sala del Supremo que está juzgando a los políticos presos catalanes.
Martha Golfín
ACODAP, la asociación
contra la corrupción y en defensa de la acción pública liderada por el juez
Fernando Presencia, denunciará en la mañana de hoy al
presidente de la Sala 2ª del Tribunal Supremo que está juzgando el ‘procés’,
Manuel Marchena Gómez, por sus vinculaciones mercantiles con
una empresa del abogado que se querelló contra Puigdemont, Nicolás
González-Cuéllar Serrano.
Como puede leerse en su página web,
“Ediciones Jurídicas Castillo de Luna” es una empresa de
edición, distribución y venta de libros especializados en Ciencias jurídicas y
sociales, así como relativos a temas de actualidad, que comenzó su actividad con
la obra «Ecos de Inquisición», del Catedrático de Derecho Procesal y Abogado
Nicolás González-Cuéllar Serrano (administrador único de la
sociedad), con prólogo del Magistrado del Tribunal Supremo Manuel
Marchena Gómez”. Bajo la pestaña de la misma página web “CONSEJO
EDITORIAL”, vuelve a aparecer como uno de sus integrantes el nombre del actual
presidente de la Sala 2ª del Tribunal Supremo que está juzgando la causa del
‘procés’.
Su colaboración mercantil con la
empresa “Ediciones Jurídicas
Castillo de Luna”, de la que Manuel Marchena Gómez figura como miembro de su Consejo Editor y también como marca de la actividad mercantil, es absolutamente incompatible con la carrera judicial, teniendo en cuenta además que esta empresa editorial se constituyó para editar y publicar los libros de los integrantes de su consejo editorial, y entre ellos los libros del propio Marchena (según figura en la pestaña “tienda online” de su página web) escritos todos ellos en colaboración con el administrador único de la empresa editorial, Nicolás González-Cuéllar Serrano, miembro también de su consejo editorial.
Según datos del registro mercantil,
Nicolás González-Cuéllar figura como socio único de la empresa
“Ediciones Jurídicas Castillo de Luna SL”, que se constituyó en el año 2014
coincidiendo con el nombramiento de Manuel Marchena como
presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, y que en los tres años
siguientes (desde el año 2015 al 2017) facturó más de 400.000 euros.
El problema es que las relaciones
de Manuel Marchena con la empresa “Ediciones Jurídicas
Castillo de Luna SL” no están nada claras, y deberían de investigarse
por el Consejo General del Poder Judicial.
Esta empresa editorial se ha dedicado casi
exclusivamente en estos cuatro años de funcionamiento a la edición y publicación
únicamente de los libros escritos por tres de los miembros de su Consejo
Editorial, del que, además de González-Cuéllar, también forman
parte entre otros el catedrático de Derecho Procesal, Vicente Gimeno
Sendra, y el actual presidente de la Sala 2ª del Tribunal
Supremo, Manuel Marchena Gómez.
De esta forma, podríamos decir que
tanto Nicolás González-Cuéllar, como Vicente Gimeno
Sendra y también Manuel Marchena, son en realidad
editores de sus propias publicaciones. Y si esto puede no suponer ningún
problema para los dos catedráticos, sin embargo para el presidente de la Sala 2ª
del Tribunal Supremo le puede representar un verdadero quebradero de cabeza,
porque, si puede ser autor de libros y publicaciones, y puede celebrar sobre
ellos contratos de edición con terceros, sin embargo, por ser miembro de la
carrera judicial no puede ser su propio editor. Si a ello le añadimos que la
empresa editorial “Ediciones Jurídicas Castillo de Luna SL” de la
que Manuel Marchena forma parte de su Consejo Editor y es
además su marca, facturó en los años 2015, 2016 y 2017 más de 400.000 euros, la
polémica está servida.
Esta relación de amistad personal y
mercantil entre el administrador único de la editorial, el
abogado Nicolás González-Cuéllar, y Manuel
Marchena resulta de extrema gravedad de cara al juicio al ‘procés’, ya
que González-Cuellar fue el abogado que demandó a Gonzalo Boye, abogado
del President de la Generalitat Carles Puigdemont, y a la jueza belga que
instruyó la causa contra el juez Llarena por presunta falta de
imparcialidad. Esto, según fuentes jurídicas consultadas por Diario16, es una
contaminación no sólo de Marchena sino de toda la Sala del Supremo que está
juzgando a los políticos presos catalanes.
Si lo anterior no fuera suficientemente
grave, todo da a entender además que Manuel Marchena no ha
escrito los libros de esa editorial que aparecen con su nombre, o no todos
ellos. Todos los libros en los que aparece como coautor el presidente de la Sala
Segunda del Tribunal Supremo, que son 4 (1/3 del total de las publicaciones
de “Ediciones Jurídicas Castillo de Luna SL”), fueron publicados en un solo año,
en el 2015 con una diferencia a veces de un solo mes, y alguno de ellos sobre
materias (como el proceso civil o la ley orgánica del poder judicial) que no son
ni de lejos la especialidad de Marchena, que proviene de la
carrera fiscal.
De ello se deduce que la relación de
Manuel Marchena con Nicolás
González-Cuéllar no es la propia de un autor con su editor, sino que va
mucho más allá, quedando sumergida en el vínculo de las relaciones mercantiles,
donde son varios los socios “de hecho” y solo uno de ellos aparece formalmente
como “hombre de paja” en el Registro Mercantil.
Por esta misma razón, por llevar a cabo
“una actividad empresarial en toda regla”fue expulsado de la
carrera fiscal Emilio Valerio Martínez de Muniaín, ex teniente
fiscal de Madrid, como consecuencia de las constantes denuncias del
abogado Sebastián Gómez Marfil.
Y es que, el artículo 417 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) sanciona como falta muy grave, pudiendo estar
castigada con la expulsión de la carrera judicial, el ejercicio de cualquiera de
las actividades incompatibles con el cargo de juez o magistrado establecidas en
el artículo 389 de la misma ley, donde se menciona expresamente “el ejercicio de
toda actividad mercantil, por sí o por otro” y “las funciones de Director,
Gerente, Administrador, Consejero, socio colectivo o cualquier otra que implique
intervención directa, administrativa o económica en sociedades o empresas
mercantiles, públicas o privadas, de cualquier género”, entre cuyas funciones se
encuentra desde luego la de quien es miembro del consejo editorial de
una empresa de edición.
Hay que tener en cuenta que, no es la
primera vez que Manuel Marchena(procedente también de la
carrera fiscal) ha utilizado la figura de miembro del consejo editor para
vincularse mercantilmente con una empresa editorial. Según el periódico digital
eldiario.es, lo hizo también cuando
fue miembro del consejo editorial de Vocento (vinculado a la
fundación FAES de José María Aznar) participando en la
redacción de los editoriales del grupo.
Font: https://diario16.com/denuncian-a-marchena-por-su-presunta-vinculacion-mercantil-con-el-abogado-que-se-querello-contra-puigdemont/
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