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En marzo de 2012, tras ser trasladado a Ceuta desde la cárcel de Castellón para el juicio de su causa por narcotráfico, el imán de Ripoll cambió de golpe su actitud islamista radical y mostró un perfil bajo, ante su temor de ser expulsado a Marruecos, y en abril comenzó a recibir visitas de la Guardia Civil. Dos años después, recibió la cuarta visita para captarlo, esta vez de agentes del servicio secreto, que había estado vigilando su evolución ideológica en prisión, pese a que ahora el CNI lo niegue.
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CARLOS ENRIQUE
BAYO@tableroglobal
La trayectoria de Abdelbaki Es Satty como
confidente policial es muy larga y culmina con su captación como informante por
el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a cambio de no ser expulsado de España
después de cumplir su condena de cuatro años de prisión tras ser detenido en
2010 conduciendo una furgoneta (Mercedes Sprinter) con 136 kilos de hachís que
pretendía embarcar en el ferry Ceuta-Algeciras.
En realidad, este fichaje por el CNI no es
nada extraordinario, ya que Es Satty había alegado en su defensa que fue
obligado a transportar ese alijo bajo las amenazas de un grupo islamista –con lo
que adquirió interés como posible fuente sobre planes terroristas– y lo de
intentar captar a un miembro de una célula yihadista en prisión, bajo la
amenaza de ser expulsado a su país –donde se arriesga a penas mucho peores–, es
una actuación de captación de manual: Satty es un objetivo con probadas
relaciones con la amenaza que se quiere extirpar (el yihadismo) y se tiene el
elemento de coacción para obligarlo a colaborar (la deportación).
Lo realmente extraño es el empeño que puso
el CNI en negar que se le hubiera querido captar, en sostener que sólo se le
interrogó y en afirmar que no llegó a trabajar para ellos; porque lo que se
quiere esconder es el dato verdaderamente relevante: hasta cuándo fue confidente
suyo. De hecho, no reconoció haberlo entrevistado en prisión hasta que se
filtró en prensa –probablemente como coletazo de la guerra entre el comisario
Villarejo y los servicios secretos–, y entonces "La Casa" (como se llama
internamente al CNI) adujo que se había limitado a interrogar a alguien que
decía haber estado en contacto con islamistas, algo rutinario en las labores de
inteligencia.
El informe sobre Es Satty preso cuya existencia se negó
Pero resulta que los agentes del CNI no
fueron a verlo hasta que le quedaba muy poco tiempo para salir en libertad –en
vez de hacerlo en cuanto se conocieron sus alegaciones sobre las supuestas
coacciones de yihadistas que le habrían forzado a hacer de “mula”–, y luego
negaron haber estado vigilando su radicalización islamista en prisión, cuando
lo normal es que lo hicieran. Incluso filtraron a los medios que durante su
estancia en prisión “nunca se realizó un informe sobre él”, pese a tener cierta
ascendencia sobre la comunidad musulmana del centro, porque “no estaba dentro de
los patrones de vigilancia”.
La verdad es bien distinta. Público
ha tenido acceso a la nota confidencial facilitada a los cuerpos policiales
por el Centro Nacional de lnteligencia en los días posteriores a los atentados,
en la que se hacía un resumen general sobre lo que se sabía de Es Satty. Y uno
de sus pasajes explica (como se puede ver en el fragmento reproducido al inicio
de este artículo):
• A la llegada de Es Satty al C.P.
[Centro Penitenciario] Castellón I, otro preso denominado Abdellatif Sif
era el líder de las oraciones de la comunidad musulmana interna en
prisión.Abdellatif Sif exige al resto de presos musulmanes el
cumplimiento ortodoxo de los preceptos religiosos, tiene capacidad de liderazgo
y posteriormente junto con Abdelbaki Es Satty, lideran un grupo de
presión que realiza actividades proselitistas sobre otros internos musulmanes.
Ambos han mantenido un proceso de radicalización en la cárcel y Sif comenta
abiertamente su apoyo a los talibanes en Afganistán, manifestando que de
este conflicto sólo son culpables las fuerzas de ocupación, incluidas las
españolas.
• Satty fue considerado por IIPP
[Instituciones Penitenciarias] como islamista, mostrándose radical
desde el principio de su estancia en C.P. Castellón. Realizaba acciones de
proselitismo sobre otros internos, cumplía un seguimiento exhaustivo de los
preceptos religiosos y exigía, junto con Sif, el cumplimiento del Ramadán al
resto de presos musulmanes.
• No hablaba con los funcionarios. Era
extremadamente reservado y actuaba como líder secundario de Sif en el grupo
de presión establecido en la comunidad musulmana del C.P.
Las filtraciones a los medios afirmaron
que "jamás dio signos de radicalización", pero el informe del CNI dice todo lo
contrario
Es decir, todo lo contrario de lo que se
filtró a medios como El Confidencial. De hecho, cada vez que aparecían en
prensa nuevos datos sobre la radicalización de Es Satty en prisión, surgía de
inmediato una nueva filtración desmintiendo lo evidente. Por ejemplo, al
difundirse que su estancia en la prisión de Castellón coincidió con la del
yihadista Rachid Aglif, en ECD (elconfidencialdigital.com) se
publicó lo siguiente:
"…estas noticias sobre Es Satty han
provocado gran indignación dentro de Instituciones Penitenciarias, y más
concretamente en la cárcel de Castellón, donde no dan crédito a lo leído: “Nada
de lo que se ha contado es verdad y existen informes que confirman lo
contrario”.
"Los funcionarios y técnicos de prisiones
consultados por este diario explican que el imán de Ripoll estuvo ingresado en
el módulo 3 de la cárcel y en ningún momento tuvo “siquiera opción” de hacerse
amigo de Aglif" [Rachid, uno de los autores del 11-M].
"Su comportamiento en prisión fue “normal”
y jamás dio signos de radicalización: “Ni dirigía los rezos ni tampoco se
dedicaba a reclutar futuros yihadistas”.
Pero la realidad era otra totalmente
diferente, según los informes reservados del CNI a los que este diario ha podido
tener acceso:
Fragmento del informe reservado del CNI
sobre el extremismo islamista de Es Satty en la prisión de Castellón.
Integrista, desafiante y admirador de los talibanes... hasta que entendió que acabaría deportado a Marruecos
• Abdelbaki Es Satty mostró según
los funcionarios el perfil de islamista radical por su comportamiento,
calificándolo estos como un interno distante y generador de conflictos,
desafiante ante requerimientos de los profesionales del Centro, con los que
mantenía escaso trato. Se relacionaba de forma casi exclusiva con reclusos
musulmanes.
• Manifestaba verbalmente cercanía a
los postulados del extremismo islamista, ya que en alguna conversación indicó
que los talibanes son los verdaderos musulmanes que cumplen con la palabra de
Allah y con los principios del Corán, debiendo respetar el mundo todas las
tradiciones árabes.
• En marzo de 2012, después de
regresar de un traslado a Ceuta para asistir a juicio, Es Satty cambió de
actitud a un perfil de actividad muy bajo, no destacando por ningún motivo
especial, manteniendo a partir de aquí una actitud completamente distinta. Según
se valoró en ese momento este cambio podría estar motivado por el temor a ser
expulsado a Marruecos.
Y este último párrafo es crucial.
Para empezar, según el propio informe
reservado del CNI, Es Satty muestra todos los indicios posibles de
radicalización islamista: comportamiento radical, ortodoxia religiosa, problemas
con los funcionarios de prisiones, apoyo explícito a los taIibanes, etc... Es
interesante que ni los testimonios aparecidos en prensa de funcionarios de
prisiones reconozcan cómo era Satty en verdad, ni lo admita tampoco el CNI.
Puede que nadie quiera relacionarse con el intento de captación de un
auténtico yihadista para trabajar como confidente del Estado.
La Guardia Civil lo visitó por
primera vez inmediatamente después de su juicio en Ceuta, que le hizo cambiar de
actitud
Pero lo más interesante para cualquier
investigador es el cambio de actitud que sus controladores notan en Es Satty en
marzo de 2012, tras ser trasladado a Ceuta para asistir a la vista oral y
comprobar que sería deportado a Marruecos tras cumplir la pena. Sin duda, sabía
también que sólo con su cambio de conducta no iba a evitar esa expulsión. Y la
primera visita que recibió por miembros de la Guardia Civil fue casi inmediata:
el 5 de abril de aquel mismo 2012.
¿Casualidad? Es altamente improbable. O
en el traslado a Ceuta ya se le tanteó la posibilidad de trabajar para el Estado
o a la vuelta de la vista, viendo efectivamente que podía ser expulsado del
país, la Guardia Civil (que tiene buenas relaciones con el CNI) empieza
enseguida a negociar acuerdos de colaboración con Es Satty.
Público tiene fuentes de la
inteligencia española, cuyo anonimato debe proteger,que afirman que en la
visita de agentes del CNI que recibió Es Satty en 2014 –muy poco antes de su
puesta en libertad, en abril de ese año– se cerró un acuerdo con él para que
actuase como confidente del servicio secreto al salir de la cárcel. A cambio, le
garantizó que no sería deportado tras cumplir condena, tal como ocurrió.
La Subdelegación del Gobierno en Castellón
decidió deportar a Es Satty al final de su pena, pero los abogados del yihadista
recurrieron y el magistrado del Juzgado de lo Contencioso Nº2 de esa ciudad
resolvió en 2005 que el delito por el que fue condenado no suponía “una amenaza
ni para el orden público ni para la seguridad ciudadana” por haber sido
cometido cinco años antes, sin que le hubiera sido comunicado al juez que ya
había sido condenado anteriormente en Ceuta por tratar de introducir por la
frontera a un ciudadano extranjero con un pasaporte falso.
Un certificado de 6,5 años de alta
en la Seguridad Social
Pero lo más curioso fue que sus abogados
presentaron al juez un certificado de vida laboral que acreditaba que llevaba de
alta en la Seguridad Social desde hacía más de seis años y medio, así como un
contrato de trabajo en vigor, lo que para el magistrado constituyó un
“arraigo laboral” suficiente como para que pudiera permanecer en España como
residente. Extraño privilegio para un reincidente.
¿De dónde sacó Es Satty los recursos y
contactos como para desplegar esa defensa letrada y demostrar al juez ese
currículum laboral? Y ¿por qué el juez se avino a considerarlo un “residente
de larga duración en España”, cuando la mayor parte de esa residencia era en una
celda, preso por narcotráfico?
No cabe duda de que recibió ayuda
extraoficial para evitar su expulsión –como además aseguran fuentes de la
inteligencia cuyas revelaciones a este medio siempre han resultado ser
auténticas a lo largo de esta dilatada investigación– a cambio de convertirse en
confidente de los servicios secretos. Más aún: dichas fuentes sostienen que
el CNI arregló las recomendaciones y avales que abrieron las puertas a Es Satty
para que fuera admitido como imán del oratorio de Ripoll, utilizando para
ello los servicios de otro informante musulmán en Girona –que después del
atentado se fue a Francia–, con el fin de que desde ese puesto se infiltrase en
redes yihadistas europeas.
Es Satty ya colaboró con las fuerzas de
seguridad durante la Operación Chacal
Porque, además, el imán de Ripoll ya había
colaborado años antes con las fuerzas de seguridad con motivo de la llamada
Operación Chacal, que se desarrolló durante 2005 y terminó con un desastre
procesal (por unas escuchas telefónicas sin suficiente motivación judicial).
Esta causa investigó los nexos existentes entre tres hechos diferentes: los
atentados en Casablanca en 2003, la ayuda a terroristas huidos de los atentados
del 11-M, y el ataque a una base de Carabinieri italianos en Nasiriya (Irak).
Es Satty ya era islamista entonces y por eso asistía a las reuniones de
captación y radicalización del yihadista Mohamed Mrabet Fhasi en su piso y en su
carnicería de Vilanova i la Geltrú (provincia de Barcelona).
En septiembre de 2005, la Policía Nacional
pidió permiso al entonces juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska
para pinchar el teléfono de Es Satty como sospechoso de ser “intermediario en el
apoyo logístico” para el terrorismo. Varios testigos del caso lo señalaban
como estrecho colaborador de Mrabet, en cuyo domicilio se hallarían después
transferencias de dinero a nombre de Es Satty y una fotocopia de su
documentación.
Pinchazo telefónico anulado en sólo un mes
Extrañamente, al mes de iniciar la
intervención telefónica, la unidad policial instructora solicitó el cese de la
escucha y observación de este teléfono, argumentando que no tenía ninguna
actividad y que seguramente empleaba “otro número, sin que por el momento se
tenga conocimiento del mismo”. Pero ni se localizó este otro ni se volvió a
pinchar el primero, pese a que en la motivación de la petición de
intervención telefónica de Es Satty se argumentaba su pertenencia al núcleo de
confianza de Mrabet y su participación en las reuniones de captación, así
como su relación telefónica con miembros de la organización terrorista Ansar al
Islam, otro grupo terrorista. Todo ello debería haber situado a Es Satty en el
centro de la investigación.
Un testigo del sumario incluso señaló
que Es Satty convivió con Bilal Belgacem, el muyahidín que cometió el atentado
suicida de 2003 en Nasiriya contra las tropas italianas desplegadas allí,
asesinando a 19 soldados y 9 civiles iraquíes.
La Policía y los servicios de inteligencia
tienen múltiples medios y sistemas para identificar el número de teléfono de una
persona sobre la que se quieren intervenir las comunicaciones. Pero en este
caso, en el que se había descubierto a uno de los principales miembros de una
célula terrorista relacionada con lo ocurrido en Casablanca, Madrid y Nasiriya,
se decidió no intervenir ningún otro canal de comunicación de esta persona.
Francamente sospechoso, sobre todo cuando años después se dio la versión de que
eso se explicaba porque la Policía pinchó por error un móvil que no era
suyo.
Este extraño hecho está claramente
relacionado con la declaración del “testigo protegido B-05”, del mismo
sumario, quien describe el funcionamiento de las reuniones de captación e
identifica a todos sus integrantes; es decir, a todos menos a uno: el propio
Abdelbaki Es Satty. Y son precisamente en esas mismas reuniones donde muchos
otros testigos del caso, que no tienen la consideración de “protegidos”,
identifican a Es Satty como participante.
La Guardia Civil descartó en un
breve informe a Garzón que Es Satty tuviera relaciones
islamistas
Sin embargo, la Guardia Civil dirigió un
informe en 2008 al juez Baltasar Garzón, que llevaba la causa y lo había
solicitado, en el que en sólo cinco párrafos cortos sostenía que, pese a que
"existe relación directa con algunos de los integrantes de la célula
desarticulada, no se ha observado que existiera vinculación con la red de
reclutamiento de muyahidines". Sorprendentemente, y contradiciendo los
testimonios de tres imputados clave (Boudame, Bensaliman y Karakoc) que lo
habían identificado como integrante de la célula e incluso miembro de la
cúpula de la organización yihadista.
Así que el juez le excluyó del auto de
procesamiento contra los 22 imputados por presuntamente captar yihadistas que
quisieran ir a inmolarse en Irak o Siria, e incluso ayudar a escapar a algunos
terroristas del 11-M. Pero más raro todavía fue que tampoco lo citase como
testigo… ¿O sí lo hizo?
¿Era Abdelbaki Es Satty el testigo
protegido B-05? Jamás fue oficialmente identificado –incluso declaró en el
juicio ocultando su rostro tras un biombo– pero es inexplicable, si no, el hecho
de que al ejecutarse la operación policial que conllevó la detención de más de
20 personas investigadas, justamente Es Satty no estuviese entre ellas.
Si no fue el misterioso "testigo protegido B-05", habría sido ilegal que no se le llamase a testificar en el juicio
Y no sólo eso, sino que ni siquiera
consta que se le tomara declaración al menos como testigo de los hechos, en
el caso que no se hubieran hallado indicios de culpabilidad contra él. Esto es
absolutamente contrario al procedimiento policial y judicial más elemental
(incluso es una violación de la ley)… a no ser que en realidad ya hubiera
declarado, pero en secreto y como “testigo protegido”.
En resumen, es perfectamente normal
que una persona que ha participado como testigo protegido en una importante
causa judicial, y que tuvo probados contactos tanto entre grupos afines al
yihadismo como como con bandas de narcotraficantes a gran escala, sea captada
como informante por los servicios de inteligencia españoles, a cambio de no
ser deportado e incluso (según dicen algunas fuentes) de ser remunerado con
fondos reservados, algo que Público no ha podido verificar.
Así pues, ¿por qué se empeña el CNI en
ocultar esa relación con Es Satty? ¿Es por miedo a que se destape alguna
posible vinculación con los atentados de Barcelona, como que se pudieran haber
financiado –involuntariamente– con fondos reservados, o que Satty jugó un doble
juego y engañó a los servicios secretos, o incluso que el CNI llegó a tener
indicios de la futura comisión del atentado y no fue capaz de evitarlo?
...CONTINUARÁ
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